Secuelas de vidas pasadas

Secuelas de vidas pasadas

Las manos en los bolsillos. Las pisadas continúan. Los momentos fugaces se quedan en eso. Nuevos aprendizajes, conocimientos que se adquieren y se vierten en el canasto mental a la espera de ordenarlos y poder emplearlos de forma perfecta. Las tardes son ahora prematuras sombras dibujando en el piso palabras de injusticias que se han ido sin previo aviso. La vida es un juego donde se pretende ganar a toda costa, aun arrasando al que menos tiene, al que la vida no le ha dado las mismas oportunidades.

He dejado por semanas de escribir. Me he atrevido a solo observar, a pretender quedarme únicamente con los instantes, lo que amo yo, volver a mirar a las fachadas en donde las ventanas son un escaparate por donde me ha de reflejar la sonrisa que me caracteriza.
Espero paciente, deseando verte, tomarte de tu mano y caminar sin prisas, riéndonos de todo y maravillándonos del caos, definir lo indefinible, atrapar lo pasajero y verterlo en nuestra calma.

Quizás mañana, o tal vez la semana próxima, volveré a escribir. A posar mis dedos sobre las teclas y escuchar el insistente sonido de las palabras, sus fonéticas y significados.
La intuición es una secuela de vidas pasadas, lo que fue, lo que es y lo que será. Hoy lo entiendo. Camino por la acera de enfrente, conociendo, aprendiendo situaciones que se me han olvidado, y mientras tanto, tomaré tu mano y no te dejaré ir.
Edgar Landa Hernández.