“La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no la cocina el diablo”
William Shakespeare (1564-1616)
El 23 de abril es el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, instaurado por la Conferencia General de la UNESCO en 1965. Esta fecha se escogió por su significado para las letras pues el día 22 murió Miguel de Cervantes Saavedra y fue sepultado el 23, el mismo 23 murió William Shakespeare, los dos en 1616.
Hoy recordamos al dramaturgo, poeta y actor que ha dejado una huella imborrable en la historia de la literatura universal, aportando las mejores historias de amor, comedia y tragedia que han trascendido a lo largo de los siglos como patrimonio de la humanidad. Su pensamiento ha influido en generaciones posteriores con los famosos aforismos y citas de sus obras, que encierran profundos pensamientos motivando con su pluma la liberación de nuestros sentimientos. Sin darnos cuenta en la vida cotidiana hemos citado a este gran genio.
A pesar de ser considerado el escritor más grande de la lengua inglesa, fallecido a los 52 años, hasta la fecha se ha especulado mucho sobre su vida, cuestionado su sexualidad, su inclinación religiosa e incluso la autoría de su obra. Son numerosas las polémicas que se han hecho acerca de este bardo dudando de su existencia, pues se dice que su obra no puede ser de un hombre poco culto (algunos críticos así lo consideran) y que detrás de él había un escritor fantasma, o tal vez varios. Otra idea descabellada supone que sus escritos son hechos por una mujer pues sus personajes reflejan lo más profundo del alma femenina.
Como sea, ya solamente con sus versos hubiera pasado a la historia literaria, el impresionante retrato que hace de la condición humana lo sitúa en lugar privilegiado, los grandes temas son tratados con los toques más ambiciosos, y sin embargo lo trágico surge siempre del detalle realista o del penetrante tratamiento psicológico del personaje, que induce al espectador a identificarse con él.
Shakespeare ha resistido el paso del tiempo: “no era de una época, sino de todos los tiempos” (Benjamín Johnson ,1623); consideramos algunas razones que soportan su vigencia, como su capacidad para resumir las emociones humanas en versos sencillos, elocuentes y profundos que hablan por nosotros expresando como se siente el amor, el odio, la vejez, la música, el alma.
Era el narrador más notable que el mundo haya conocido, otros escritores han volcado su talento en un género específico, pero Shakespeare escribió todo tipo de género: comedia, tragedia, historia, melodrama, aventura, amor, y fantasía con sus respectivas hadas. Cada uno de ellos con la excelencia que lo ha hecho inmortal.
Su trascendencia ha sido tal en el tiempo y la cultura hasta nuestros días que sus obras siguen montándose adaptadas a la modernidad. Es el autor clásico más representado en el cine con 350 adaptaciones y versiones aproximadamente, por directores como Akira Kurosawa, Roman Polanski, Oliver Stone, Orson Welles y David Wark Griffit entre los más famosos.
La autenticidad de sus personajes es otro distintivo, sus héroes trágicos son únicos, sin parangón en la literatura opacando en muchos casos a los héroes de la tragedia griega. Su grandeza y popularidad son producto de su complejidad, como el famoso Hamlet, de corazón noble y forzado a la venganza asesina. Esta complejidad es lo que los actores admiran de sus obras y reconocen que interpretar un papel de Shakespeare es lo más difícil y gratificante en su carrera.
Su capacidad para el manejo de ideas en una sola frase, muchas de las expresiones más comunes y coloquiales usadas en la actualidad son creación de este literato, se dice que en sus obras inventó algunas palabras que más tarde serían parte del idioma anglosajón que se utiliza actualmente. Estamos citando durante todo el día a William Shakespeare sin darnos cuenta. Muchos autores han tomado sus frases como título para sus obras.
También es notable su influencia en otros artistas y escritores contemporáneos y sigue teniendo gran impacto cuando se plasma en cine, teatro o novela. Muchos de ellos escriben junto a un busto de este maestro como inspiración para su creatividad, con la esperanza de activar en su mente la vena privilegiada que el bardo poseía.
Así como es admirado era repudiado por otros, tanto que en el siglo XIX el escritor irlandés George Bernard inventó un mote que ridiculizaba a los estudiosos de su obra con el término bardolatría; finalmente confesó admirarlo en secreto.
Uno de los temas recurrentes de nuestro estudiado es la mujer, resaltando el lugar que debía tener como persona digna de respeto, pues en las sociedades de la antigüedad sólo se le consideraba un ser de compañía. Shakespeare consideró a la mujer como un personaje potencial dándole lugar de importancia dentro de sus obras, con papeles que demostraban su naturaleza inteligente y a la vez peligrosa.
En su literatura no era simplemente la damisela enamorada del héroe para que éste tuviera una buena vida y final feliz, ella era mucho más pues podía comprender perfectamente todo lo que pasaba a su alrededor, podía introducirse en la mente de los hombres para manejarlos y moldearlos solamente con palabras.
Las mujeres de Shakespeare tienen numerosas características que las hacen resaltar sobre las de otros autores de su época, una predominante es su comportamiento poco femenino tomando mayor importancia que los personajes masculinos. El autor describe algunas como doncellas disfrazadas de hombre o simplemente con el temple de un varón, oprimidas pero reflexivas, fieles al amor pero desconfiadas.
En la época de Shakespeare las mujeres estaban sometidas a los deseos del hombre tanto en el amor como en sus decisiones, sin embargo, él plantea en sus obras personajes femeninos que tienden hacia la desobediencia, con ambiciones amorosas o de poder, que rompen la tradición y el estereotipo de una sociedad pasiva y obediente, con un rol fundamental en la trama, de un discurso crítico y de inteligencia incluso superior a los personajes masculinos.
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