¡ACASO! ¿SOMOS MAS QUE HORMIGAS? / Autor: Dr. Bricio Rincón Aguilar (t)

El Voyager 2, es una nave espacial concebida por la NASA como parte del programa Mariner, fue puesta en órbita como sonda desde Cabo Cañaveral el 20 de agosto de 1977, aprovechando el momento en que los planetas estaban alineados, circunstancia que no ocurría desde 1801, así podría en su recorrido, visitar casi todos los planetas de nuestro sistema solar para enviarnos información inédita. Ha viajado durante 39 años a velocidades promedio entre 54,000 y 61,000 kilómetros por hora. Oficialmente, fue confirmado que el 25 de agosto de 2012, cuando se encontraba a una distancia de más de 19,500 millones de kilómetros, por fin, había abandonado la Heliósfera, que es, la burbuja del plasma cargado de partículas de gas ionizado que emite el sol.

Ahora, ya en el espacio interestelar, fuera de nuestro sistema solar, solo Dios sabrá que Sincrodestino le espera. Don Gurnett y el equipo de científicos de la Universidad de Iowa, que estudian las ondas de ese plasma, publicó en la revista Science: la humanidad ha dado otro gran paso, ha quedado claro que hemos atravesado la heliopausa, que es la frontera entre el plasma solar y el interestelar. John Grunsfeeld, Administrador de la División Científica de la NASA en Washington, expreso: el Voyager ha llegado valientemente a un sitio donde nadie fue antes, marcando así uno de los logros tecnológicos más significativos en los anales de la historia de la ciencia, y, sumando un nuevo capítulo, en los sueños y en los esfuerzos científicos de los seres humanos.

Carl Edward Sagan, astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y célebre divulgador científico, como presidente de la sección de Planetología de la Unión Geofísica Americana, en 1980, cuando el Voyager se alejaba de Saturno, sugirió a la NASA, que la nave dirigiese su cámara a la tierra y tomara una fotografía de nuestro planeta; la imagen no daría detalles para realizar un estudio científico, — advirtió –, pero, argumentaba que pudiera ser ilustrativa del lugar que ocupa el hombre en el Universo. Y, 9 años después, cuando hubo condiciones, le dieron respuesta de que tomarían esa foto que él sugería. Se tomó un retrato de los 6 planetas que eran visibles en ese momento. Venus, Tierra, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Un retrato de FAMILIA del sistema solar, el 14 de febrero de 1990, cuando apenas se encontraba a 6,000 millones de kilómetros de distancia.

La fotografía donde se avistaba la tierra, aparecía como un pálido punto de luz azul claro, como una mota de polvo suspendida en un rayo de sol, apenas un pequeñísimo grano, como parte de la vasta arena cósmica dispersa. Ese es nuestro planeta, el lugar donde vivimos y, de donde nunca, ha emergido ni un solo destello de energía, para colocar el Universo en su exacta dimensión y armonía. Más allá de ese infinito, nuestra inteligencia es incapaz de imaginar que pueda existir algo, o alguien, creador de tanta perfección. Yo si lo creo, mi mentalidad acuariana y cosmogónica típica, rebasa este ámbito.

Esta dimensión del Cosmos, y nuestra posición en la tierra, me obliga a hacer la siguiente reflexión. ¿Acaso, no seremos como hormigas?, que en la estructura organizativa de sus vidas, la complejidad de su comportamiento socio-laboral, con jerarquías para la ocupación, la infraestructura de sus casas, sus nidos que constituyen sus ciudades, con calles, avenidas y caminos, donde la labor cotidiana del trabajo para subsistir es la prioridad. Tienen el comportamiento de todo ser vivo inteligente, y ajenos a nuestra percepción, están, sus sentimientos y emociones que creemos solo son exclusivos del ser humano. ¿Porque creer que somos los únicos con conciencia que vivimos en el planeta y fuera de él? ¡Qué no estamos viendo lo que somos en el tiempo y en el espacio!

Jorge Luis Borges ya lo decía: me encanta Dios, porque ha puesto orden en las galaxias, y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Juan José Arreola en su cuento: “El prodigioso miligramo”, las describe a la perfección.

Para las hormigas, todo el planeta imposible de recorrer, representa lo que para nosotros, es el Universo infinito. Ellas, en su universo, no saben de nuestra existencia aunque convivan con nosotros, no saben que hay serpientes peligrosas aunque compartan el nido, ni tigres, ni aves multicolores, ni flores aromáticas, ni vida en los océanos, menos que existan virus y bacterias. Tal vez, sepan que hay fuerzas poderosas incontrolables, incluyendo la nuestra, que pueda en el momento menos esperado destruirles su hábitat, sus nidos y sus caminos; después, todo volverá a ser como antes, a reorganizarse y continuar sus vidas.

Algunas de sus características, pueden parecernos extrañas, por los súper poderes que exhiben. Los “Mirmecólogos”, (científicos que estudian las hormigas) revelan que existen desde hace como 100 millones de años y, son, unas 20,000 especies en total. Tienen el cerebro más grande conocido en relación a su talla. Son capaces de levantar 100 veces su propio peso. Aunque son conocidas por trabajar en grupo, y poner el bien común delante del individual, las investigaciones revelan que en sus colonias, hay semilleros para desarrollar comportamientos de todo tipo: egoístas y corruptos, lo que las hace similares al ser humano; de tal manera, que conviven buenas y malas hormigas como en nuestra sociedad. No tienen pulmones, respiran a través de pequeños orificios a los costados, denominados “espiráculos”, esto les permite sobrevivir hasta por dos semanas bajo el agua. Tienen 6 patas y 2 antenas para comunicarse y percibir el olor y sabor de los alimentos; si pierden tan solo una de ellas, mueren. Se cerebro en relación a otros insectos lo tienen muy desarrollado, esto explica su extraordinaria habilidad para resolver problemas de construcción y para organizar su vida, no dejan nada al azar, van cambiando de sitio los huevos dentro del nido, les buscan siempre el lugar más seguro. Al igual que las abejas, hay reinas, obreras y machos. La reina dedica su vida a poner huevos, entre 1,200 y 1500 diarios. Las obreras, aparte de cuidar los huevos y larvas, alimentan a la reina y a los machos, se encargan de la tarea de la construcción y mantenimiento del nido y, si llega el caso, se hacen guerreras. Los machos son “alados”, y al acoplarse con hembras jóvenes inmediatamente mueren.

Son omnívoras, “comen de todo”. Algunas son cazadoras, depredadoras, carroñeras, recolectoras, agricultoras y hasta caníbales; si la situación lo requiere no dudan en alimentarse de otras hormigas. Hay colonias que invaden otros nidos para comerse las crías, larvas y huevos; del mismo modo, si la comida escasea se comen a sus propias crías, e incluso, a las hormigas obreras menos productivas, deben tenerlas identificadas como “flojas” o irresponsables. Hay hormigas “migratorias”, que cuando se desplazan lo hacen en gran número, y por donde pasan, se comen todo. A este hecho se le llama “Marabunta”. También hay hormigas rojas y negras africanas, con instintos específicamente guerreros.

Las hormigas se comunican mediante “feromonas” (ferohormonas), un humor que transmite señales químicas que son captadas por un tipo de células receptoras en las antenas, como cuando: se inicia el apareamiento, o para indicar donde hay alimento, cuándo necesitan ayuda, cuando el nido está siendo atacado, o cuando hay que cambiar el camino o regresarse. También tienen un tipo específico de sustancia que segregan cuando la hormiga muere, se le llama feromona funeraria. En estos casos, hay un grupo que tienen la función de llevar los cuerpos a un lugar específicamente creado para ello; seguramente se desarrollaran algunos hongos de utilidad.

Para ellas, (que ignoran que somos capaces de manipular la tecnología, de navegar por la internet, de construir bombas atómicas, de destruirnos a nosotros mismos y a nuestro medio ambiente y, hasta, de haber ido a la luna, y de haber llegado a la burbuja de ese plasma energético de la arena cósmica de nuestro sistema solar, y estar en el momento, viajando en el plasma interestelar), es impensable que sepan de nuestro poder omnipotente. Acaso, ¿No estaremos viviendo como las hormigas, ajenos a que existan otras inteligencias infinitamente superiores aquí mismo, o en otras dimensiones, en otros sistemas solares o galaxias, que estén conviviendo con nosotros, y no seamos capaces de contactar sus frecuencias de energía de ondas, por lo tanto, no poder tener acceso a su existencia? En éste caso, es probable que, ¡No seamos, más que ellas!

Carl Sagam decía: “la astronomía es una experiencia constructora de carácter y humildad. Quizá no exista mayor demostración de la locura de la presunción humana, que la imagen distante de nuestro diminuto mundo enviada por esa nave”. En 1994, publicó su famoso libro: “Un punto azul pálido. Una visión del futuro humano en el espacio”. Nuestra tierra, el lugar del hombre en el universo, donde el 71% de su superficie está cubierta de agua. Los efectos de dispersión y polarización de la luz solar en la atmosfera y en los océanos, son los que crean, el pálido color azulado de esa imagen. Es urgente reconocer, que debemos priorizar ideales en este lugar que DIOS nos asignó para vivir: buscar la paz, la armonía, el amor y la felicidad con nosotros mismos, y con nuestros semejantes; después, preservar y cuidar este puntito azul perdido en el espacio que es nuestro hogar. Debemos cambiar las pautas de comportamiento que el ser humano ha mantenido durante el último siglo; de otra manera, el planeta y su actividad biológica, no permitirán que perdure por un largo plazo tal y como lo conocemos hoy. Felizmente, existimos en el mundo, 1,300,000 hombres de buena voluntad, que tenemos como prioridad: la “Amistad”, que aprovechamos para darle el plus mágico que nos alboroza el alma, y nos concede la gracia de “Servir”, mínima expresión con que iniciamos el camino de la felicidad, resumida en el lema: DAR DE SI ANTES DE PENSAR EN SI, y SE BENEFICIA MAS, QUIEN MEJOR SIRVE. Esta rara especie de hombres y mujeres nos llamamos “ROTARIOS”. ¡No todo está perdido! tenemos programas que pueden cambiar el mundo. Unidos también a grupos ecologistas como “Greenpeace” del que soy miembro. La soberbia y la arrogancia con que nos conducimos como amos del Universo, nos ciega nuestros limitados sentidos y, es probable, que en él, no seamos más, que nuestras coterráneas e Hymenópteras

Dr. Bricio Rincón Aguilar 5 abril 2016