El bien y el mal es una lucha constante, pero al final infructuosa, Entre el dirimir
De lo bueno y lo malo; de lo correcto y lo incorrecto el semblante de la existencia se va tornando de matices claroscuros en la lucha por la definición de estos dos conceptos. La humana soberbia involuciona al retornar
a sus necios y básicos conceptos predeterminados por elementales premisas
que definen lo bueno y lo malo, sin embargo entre estas dos hipótesis, del bien y el mal, existe lo absoluto; existe la inamovible eternidad. Inexorablemente la aguerrida lucha entre estos dos polos opuestos que involucra a la humanidad sucumbirá con ella, pues el conflicto del humano realmente es con la naturaleza de las cosas que lo rodea. En su psicopatía constante el hombre vive la angustia de esos dos demonios que laceran su existir;
El bien y el mal son conceptos naturalmente opuestos a los divinos preceptos universales; el mal y el bien son dudas de dos egos exacerbados que se azotan entre los límites de nuestro natural
entorno que sabio es al no otorgarnos más de lo que nos corresponde de ella; somos solo la reencarnación misma de esa retórica entre el bien y el mal; seremos lo que ha de suceder de esos disímbolos de la armonía absoluta que es el estado de la eternidad.
Lo bueno es el cielo azul que esconde la naturaleza oscura del universo; lo malo es la negritud cósmica que encierra las luces de las estrellas pues si brillaran todas a la vez sería tan luminiscente el universo que nos cegaría; la naturaleza del bien y el mal es esencia es la misma.