Brillo de cristales
Se mueven en constelaciones infinitas
Sobre tu cuerpo desnudo
frente al círculo brillante
En el horizonte.
La plata toca la arena
Que se derrite entre tu cuerpo
Las gaviotas duermen
Es hora de los grillos y las panteras.
No dio tiempo al deseo consumado
La ráfaga fue más veloz
Calló a lo lejos
Donde las monedas se esconden
Y los suspiros se apagan.
Mil sombras deambulan
Como susurro de abejas
Perdidas en cualquier esquina
Buscando inútilmente sus cuerpos.
Mientras yaces como estrella de mar
Arrastrada por la espuma
recorriendo grandes distancias
Hasta llegar al valle del paraíso.
Alberto Calderón P.