Tantos recuerdos emanan
de esos tiempos ya pasados,
con los recuerdos se hermanan,
los ratos muy bien gozados.
Aquellas frescas mañanas
con sus cielos despejados,
de las aves festinadas
sus trinos bien acoplados.
Así son las madrugadas
de ese, mi pueblo encantado,
dónde un sol acrisolado
lo ilumina en la alborada.
Un bello cuadro enmarcado,
de tanta flora rodeado
y la blancura de sus calles;
que reviste el empedrado.
Así es Zozocolco amado
que el Supremo le ha brindado
dicha de ser admirado,
por aquel que en el ha estado.
De Norandino Aranda Palomino.
El Trovador.