Te amo por necesidad, por necedad. Por mi absoluta e ingenua terquedad.
Por decisión propia y porque me obligo a amarte entre latido y respiro.
Te amo porque eres mi dulce enfermedad y mi alucinante agonía.
Porque me derrumbas con una mirada y me levantas solamente con la esquinita de tu sonrisa.
Porque eres el sonido y el eco de mi voz, la que me guía y a quién llevo a mi destino entre mis brazos.
Te amo porque eres la lágrima más humilde y la más hermosa de mi llanto.
Te amo simplemente porque quiero amarte, sin opción a negación ni a negociación.
Porque eres el inmenso amor que siento en el universo de mi cuerpo y el grito eterno que nace en lo profundo de mi alma.
Te amo a cualquier hora y en cualquier minuto, en el momento justo o inexacto.
Cuando ríes, cuando lloras, cuando te alejas o cuando vienes a refugiarte en mi regazo.
Te amo por gusto y por vanidad, porque eres mi todo y también mi soledad.
Te amo de la manera más correcta y de la más errónea.
Con moralidad pero sin pudor.
Te amo porque me gusta amarte a pesar de que a veces tengo ganas inmensas de olvidarte.
Derechos Reservados