El mundo se mece en telarañas
devorando insectos rastreros
depredan las mentes humanas
y estos dejan abandonado al amor.
El intelecto es carroña
en miles de muertos vivos
que acostumbrados a matar
la inocencia de sus congéneres.
Los valores fundamentales
pueblan los botes de basura
hasta salirse del borde
y caen en las banquetas.
Sin embargo aún se puede salvar
con el instrumento infalible
arrinconado en las almas buenas:
el poder del amor indestructible.
Raúl Silva.