El recital bucólico invade la atmósfera,
llora un niño en la campiña desolada,
el pueblo muere sin sus hombres
que marcharon llenos de esperanza.
Hay viudas temporales por todos lados,
apenas tienen qué comer los críos,
los braceros, lejos, curan su fatiga llorando,
la paga es buena y el trato desgraciado.
La escuela de los pequeños está sola
el flujo de infantes, un día sí, otro no,
las tablas de multiplicar se oyen tenues.
Las calles están vacías, desnudas,
La tiendita de la esquina no vende,
sus dueños están por cerrar sin remedio,
ya se han comido toda la mercancía.
La alfalfa fresca se ha secado en el campo
quien la segaba anda en el norte sombrío.
Las famélicas vacas tienen las ubres secas.
Las mujeres no cesan de llorar a diario,
las valientes dicen que es por picar cebolla.
Raúl Silva.