SEPULTURERO DE ILUSIONES / Autor: Javier Vitela

Y fue aquel 20 de mayo que con pico y pala cavaste la última sepultura en el antiguo Panteón, no había cupo para un muerto más. Ese mismo día ya no se recibirían más cuerpos en ese campo santo.

40 años de enterrador valente. Oficio noble y mal entendido el tuyo, a tus manos las evitaban al saludar pues estaban manchadas de tierra de Panteón.
Tu vocabulario era corto, evitabas ser rechazado, hablabas no queriendo palabra pronunciar.

Miles de cuerpos despojados de vida habías tu sepultado, el dolor y las lágrimas del despido eterno te eran cosa de todos los días.
Ya descansaras de atestiguar el inclemente dolor de los deudos, dejarás de cavar aquella tierra húmeda de tantas lagrimas
Y con olor a rosas fúnebres. No recordarás más al cerrar tus ojos cada noche el rostro
Opaco de la muerte sobre aquellos infelices
Difuntos que inexpresivos yacen teniendo de frente un inmenso universo infinito y tras de ellos la tierra madre que los consolará en el sueño eterno, que paradoja valente;
Que ironía es aquella del sueño eterno, el inconmensurable cosmos por un lado y la inexistencia eterna descarnando al ser, el no existir ya jamás.

Y siempre la misma pregunta valente, de que si los muertos regresaban a espantar.
De ello tu contestabas, muy puntual, que los difuntos al morir habitaban en un mundo real y que en sus sueños divagaban en este mundo irreal donde supieron de las ilusiones; porque en sus mundos todo es ya muy real y las ilusiones ya no más se dan.

Envejeciste con los años valente, ahora peregrinas por las calles hablando y hablando, platicas en tu locura de esas ilusiones, las que en aquel mundo real
Son el sueño de las almas que inocentes
Regresan buscando perdonarse de no haber hecho sus ilusiones realidad.