Anda rápido, no voltees. Te persigue la noche con su negra mirada. Ve solo hacia delante, observa la luz que te encamina hacia tu nuevo existir. Anda rápido, no voltees, tus muertos te hablarán y distraído tropezaras con tus propias culpas, tal vez levantarte no puedas. La noche te alcanzará y aplastará queriendote arrancar tu maldad, esa tu maldad muy tuya.
La luz se te negara escondiéndose en tus pocos actos impolutos que tuviste, esos mismos que nunca entendiste.
Corre mejor si puedes. Tan rápido como tus pensamientos villanescos con los que asorabas al prójimo. No dejes tus huellas en los renglones de los hombres de existencias simples; pues no entienden el porque de tus acciones. Te juzgaran delatandote.
Confiesate con la muerte. Tal vez tu maldad te sublime ante ella que es igual a ti, y te redimensione regresandote al plano donde nunca debiste de haber existido. En paz descansa en tu nueva dimensión.