Enfermedad la mía de harta humanidad,
Cansado del peso de esta existencia.
Deseo tiene mi alma de sublimidad.
Preso humano culpable de arrogancia
Tirano verdugo de su prójimo.
Libre por el pecado de obediencia.
Hombre del mundo, presente y máximo.
Promiscuas sus premisas de ideales.
Humano, de santidad Dios te lagrimó.
Hombre fatuo de creencias banales.
Desentendido de su perfección
Míseras riquezas tiene a raudales.
De guerras de odio son su traducción.
Corre por sus venas sangre de fuego
Habla el idioma de su convicción.
Arte genial el de su propio ego
Que lo persuade dándole majestad.
Rey con corona del desasosiego.
Construye palacios a la enemistad
Es el mismo, en si, su religión
Perdido en sus marasmos de la verdad.
Falto de saberse que es bendición.