Por Maricarmen Delfín Delgado
Excelente poeta, artista plástico y valioso ser humano.
¿Quién es Raúl Silva?
Mi nombre completo es José Raúl Silva Rodríguez. Soy un individuo común y corriente, cuarto hijo de siete.
Soy muy amoroso, quiero ser más de lo que soy. Quiero dar más de lo que puedo, hasta, el punto de hacerse defecto. Amo demasiado.
Nací en Salvatierra, Guanajuato.
Fui un niño muy feliz, desde muy niño me enseñaron a trabajar en las cosas del campo y otras, desgranar maíz, sembrar, ordeñar, trillar granos, usar herramientas, de trabajo. Todo en forma divertida.
De adolescente, fui jugador de fútbol a buen nivel (equipo León).
Fui cartero, Agente Postal ambulante (en el tren), novillero práctico, futbolista, marino de la Armada de México, Trabajé en ISSSTE, hoy Jubilado.
¿Qué le motivó a Raúl Silva para entrar al mundo de la escritura?
El deseo de escribir siempre estuvo presente pero no pude practicarlo por tantas obligaciones. Empecé tarde.
¿Qué espera de la actividad literaria?
Cómo soy autodidacta y todo lo que sé me lo han enseñado ustedes los escritores, pues ya tengo más de diez años escribiendo a prueba y error. Mis errores han sido factor de crecimiento.
Espero seguir escribiendo porque es mi pasión. Mi principal objetivo es interesar y agradar en lo que escribo, sin pretensión monetaria.
Raúl como esposo, padre y abuelo.
No me puedo juzgar yo mismo, no soy el mejor, pero me inclino a bueno, por el sentido de responsabilidad que es indispensable para una aceptable calificación, soy querido, pero no adorado. Como abuelo “soy muy barco”. Consentidor.
Raúl como amigo
Soy muy leal.
La amistad no es un juego, por eso tengo pocos (de los verdaderos), siempre espero en este vínculo la lealtad como principio.
Hay amigos nuevos que en poco tiempo, te dan una patada en el trasero, o te ignoran olímpicamente.
“To be or not to be”.
Raúl Silva, ¿está satisfecho con lo logrado hasta hoy?
No estoy satisfecho con lo que he sido hasta ahora.
Puedo estar contento con lo logrado, a veces muy contento, pero no satisfecho. Buscar lo óptimo es un deber constante.
Si volviera a nacer, ¿qué cambiaría de lo vivido?
Dependería de la evolución en la que me tocara. Pero le pediría a Dios que me enseñará a ser mejor, que me diera el chance de poder ejercer la caridad, que no tuviera los defectos que me permitió tener. Y le reiteraría las gracias de lo que, antes fui.
PIEL QUE HABLA.
Quiero leer lo que callan tus labios
a través del nudo de tu silencio,
buscar en el enigma
de tu sentimiento
lo que diga tu piel
en nuestro encuentro.
Ataviado con tu mudo abrazo,
el mármol de tu cuerpo
me dirá lo que has callado.
Viviré cada suspiro,
recordaré cada ruego,
sin pensar en lo finito de tu entrega en el silencio
de la esperada noche.
Cuando te marches,
quedará en mi sonrisa
el diálogo entero
que encerraron tus besos
hasta esta fecha.
El diálogo con mi cuerpo
perdurará hasta el cansancio del tiempo.