Te buscaba entre las sombras de los pinos, aparecías y te fugabas, cambiaba tu rostro como la piel de los árboles, me veías fijamente con esa mirada suave, volvías a desaparecer entre la espesura de los troncos erguidos, eras un alma peregrina llena de belleza y gracia, te ubicaba entre la multitud de coníferas por tu sonrisa de brillo de estrellas, sentado abría un libro para leerte lo más fuerte que pudiera con la esperanza de que escucharas, me recargué en un abeto y poco a poco me fui quedando dormido soñando que tu y yo nos encontrábamos de igual forma, súbitamente desperté.
MINIFICCIÓN 116 palabras