Al parecer proviene del Hebreo: Ab ( padre), Ben (hijo), Ruach Acadsch (espíritu santo).
La primera referencia que se tiene de ella es en el siglo II d. C. en el poema Quintus Severus Sammonicus. Se le atribuía el poder de sanar varias cosas como el dolor de muelas, la fiebre y algunas otras cosas si era escrita en forma triangular sobre el papiro y luego se colgaba amarrada con un hilo al cuello del enfermo.