A lo largo y ancho de nuestro territorio mexicano existen variadas formas de llamarle a los niños, unas de forma cariñosa y otras en forma hasta cierto punto despectivas como decirle a un niño “mocoso” relacionado con los infantes que se nota les fluye el “moco”.
“Escuincle” que aunque se escuche peyorativo en realidad no lo es y viene del náhuatl, derivado de itzcuintli, un perro de estas latitudes que por su carácter inquieto y ruidoso como son los niños pequeños.
“Chilpayate”, también del náhuatl para los niños muy pequeños o bebes, se deriva tzipilpayatl = tzipil “niño llorón” y payatl = “reboso”, es decir el niño que se comunica con el llanto al no poder hablar.
“Chamaco”, del mismo origen, viene de la voz chamauak quiere decir, lo que esta en crecimiento.
Fuente: Capsulas de la lengua: Las palabras y sus historias. Autor: Arturo Ortega Morán.
Imagen: mexicampo.com.mx