Para la mayoría de los seres al caer la noche también lo hacen nuestros cuerpos y nos dejamos arrastrar a las profundidades de mundos imaginarios que algo tienen que ver con la realidad. Pero al despertar en ocasiones lo hacemos antes de que salga magnífica, en un parpadeo pasamos de las más lejanas brillando en el firmamento a la nuestra, su refulgencia nos avisa de su llegada regalándonos sus amaneceres, lo hace salpicando luz, esa que da la vida y la claridad, la misma que nos permite movernos en el entorno del mundo como animales diurnos, no extrañamos su presencia es parte de nuestra vida, a veces se esconde entre cerradas nubes, sin embargo mientras su baño es mayor la vida la hacemos más alegre y colorida. Al estar lejos del plano ecuatorial su intensidad disminuye al igual que el color de nuestra piel. Cuando se despide para dejarle el escenario al tiempo de la oscuridad nos deja los mejores paisajes del edén. Cada año se le ocurre a nuestro planeta un acercamiento a sus infinitas lenguas y al intimidar aligeramos la carga de nuestras ropas, es una entre millones pero para nosotros es la más importante.
Imagen tomada de: https://with-omraam.com/es/oracion-al-amanecer/